1.- Cerveza
La
cerveza (del celto-latín cerevisĭa1 ) es una bebida alcohólica, no destilada, de sabor amargo que se
fabrica con granos de cebada germinados u otros cereales cuyo almidón es fermentado en agua con levadura (básicamente Saccharomyces cerevisiae o Saccharomyces pastorianus) y frecuentemente aromatizado con lúpulo, entre otras plantas.
De
ella se conocen múltiples variantes con una amplia gama de matices debidos a
las diferentes formas de elaboración y a los ingredientes utilizados.
Generalmente presenta un color ambarino con tonos que van del amarillo oro al
negro pasando por los marrones rojizos.
Se la considera «gaseosa» (contiene CO2 disuelto en saturación que se
manifiesta en forma de burbujas a la presión ambiente) y suele estar coronada
de una espuma más o menos persistente.
Su aspecto puede ser cristalino o turbio.
Antecedentes
Según
Lewis «el lúpulo da a la cerveza ese sabor límpido y amargo, sin el cual
malamente puede llamarse cerveza». En la Baja Edad Media se
originó la costumbre de cocer el mosto con flores de lúpulo. A partir de entonces nació
la bebida que hoy identificamos como cerveza, distinta del vino de malta.5 Tal costumbre se originó
en Alemania hace unos mil años.
El lúpulo sustituyó a los aromatizantes hasta
entonces utilizados, dando a la cebada fermentada alcohólicamente su amargor
característico. El lúpulo contribuye también decisivamente a su conservación.
Además obra como eficaz antiséptico y estabilizador. También
sirve para detener la fermentación acética y clarificar el líquido, causando la
precipitación de las sustancias albuminosas. Los primeros testimonios que
tenemos sobre el uso del lúpulo se remontan a la Alemania del siglo XI, con
motivo de los impuestos por el uso del allí llamado «grut», que en
inglés llaman «gruit» —el conjunto de yerbas utilizadas en la
elaboración de la cerveza— que fue sustituido por el lúpulo.
Sin
el uso del lúpulo, el fermentado proveniente de la cebada no pasa de ser un
vino de malta —que no lleva lúpulo y, si lo lleva, no puede ser fresco—, que
recuerda por su sabor más al vino que a la cerveza. Cuanto menos lúpulo se usa,
la bebida resulta más vinosa. Si la malta está muy tostada no hace falta usar
tanto lúpulo para evitar el sabor vinoso. En francés el vino de malta es
llamado «vin d’orge», en inglés «barley wine», en alemán «Gerstenwein»
y «Maltonwein» y en italiano «vino d’orzo». Sabe a vino, se sirve
en copa de vino, tiene una graduación similar a la del vino y los mismos usos
que el vino. Se distinguen incluso vinos de malta de mesa y de postre. No se
los considera cerveza, aunque los famosos vinos de malta de Bélgica —aderezados
con frutas— suelen ser incluidos al tratar de las cervezas, en calidad de
«cervezas especiales». Mrs. Tritton señala en su manual que, para elaborar
cerveza en vez de vino de malta, basta añadir lúpulo y un fermento de los
usados para elaborar cerveza. En el caso del vino de malta, se suprime el
lúpulo y se utiliza fermento de vino en vez de fermento de cerveza.
El lúpulo identifica tanto
o más la individualidad de la cerveza, que la cebada u otros cereales. Tampoco
tienen la consideración de cerveza, ni se llama cerveza, pues carece de lúpulo,
el fermentado alcohólico, de unos 7% vol. del que se extrae por destilación el
whisky.
Además
del vino de malta, existen otras bebidas alcohólicas con características o
apariencia diferentes pero fabricadas también a base de almidón fermentado que,
cuando no tienen un nombre específico —como es el caso del sake—, son asimiladas a
cervezas. En este último caso se añade un complemento al nombre de «cerveza» a
fin de evitar malentendidos —por ejemplo, cerveza de banana—. La cerveza sin
alcohol es un caso especial ya que su contenido alcohólico es despreciable o
nulo, aunque comparte las mismas características de base que el resto de las
cervezas porque se ha desalcoholizado durante la elaboración.
Se
podría clasificar el sake como cerveza de arroz —aunque hay
varias diferencias— si se adoptase un criterio analógico. La cerveza es para
los europeos lo que el sake para los japoneses. En sentido analógico, la
cerveza también puede ser clasificada como un sake. Las clasificaciones
analógicas suelen rechazarse científicamente por poco rigurosas, pues no
distinguen adecuadamente el género de la especie. Si denominamos a todos los
mamíferos «vacas», posteriormente hay que distinguir entre vacas «propiamente
dichas» y otros animales que sólo son vacas por asimilación. No existe una
palabra para designar a todas las bebidas provenientes de cereales
alcohólicamente fermentados. Para el inglés, Harold J. Grossman ha propuesto «brews»
y «malt beverages»
En
Japón la cerveza, tal y como se conoce en Occidente, fue inicialmente un
producto importado. Hoy en día existen fábricas de cerveza japonesas y para
designar dicha bebida se adaptó la locución «bier» a dicho idioma como «biiru»
(ビール). Aunque para hacer cerveza se utiliza muchas veces
arroz, no sólo la elaboración es distinta, sino también la fermentación.
En la
tradición oriental, en la fermentación alcohólica del arroz, el sorgo o el
mijo, el fermento utilizado proviene de esos mismos cereales, y está basado en
las esporas del Aspergillus Orizae, un hongo asexuado. Produce la enzima
llamada «takadiastasa». Ese fermento se llama «koji». Es palabra
de origen japonés, pero que se utiliza en cualquier idioma, si se quiere
designar ese fermento. El koji no incluye sólo el Aspergillus Orizae,
relativo al arroz, sino también otros como el A. sojae relativo a la
soja. Tiene la virtud de hacer fermentar en alcohol no sólo la sacarosa, sino
también la lactosa. En la obtención de esas bebidas no se tuesta el cereal.
También es distinta en consecuencia la preparación del wort. En una
cultura cervecera en la que se efectúan clasificaciones tan sutiles como la
distinción entre «ale» y «beer» sería muy difícil clasificar el sake
como una ale o como una beer.
A
diferencia de las bebidas obtenidas a partir de zumos de frutas fermentados, como los vinos, en la cerveza el cereal
de base no contiene originalmente ni agua ni azúcar, caracterizando ambas
carencias el proceso de elaboración. Para conseguir azúcar a partir del almidón
del cereal, es necesario primero modificarlo mediante el malteado y sumergirlo en agua a la temperatura adecuada a fin de
completar la conversión. El líquido resultante, compuesto de azúcares, proteínas y residuos procedentes del
cereal, se filtra, se hierve vigorosamente y se le añade el lúpulo en caliente,
aunque también existe la costumbre de lupular en frío —dry hopping, «en
seco», en inglés—, operación que consiste en añadir las flores al mosto ya
frío, bien en las cubas de fermentación, bien en las cubas de almacenamiento.
Una vez enfriado a una temperatura que permita el desarrollo de las levaduras, se añaden éstas y se
inicia la fermentación que producirá el alcohol y el dióxido de carbono (CO2).
2.- Etimología
Existen
varias opiniones:
- Una, de Joan Corominas, dice que «cerveza» proviene del latín «cervêsïa», que a su vez toma esta palabra del galo, un idioma celta. La raíz celta parece estar emparentada con el galés «cwrw» y el gaélico «coirm». Por «cervoise» entiende el Petit Larousse Illustré de 1918 «cerveza de los antiguos galos».
- Otra, de Phillippe Duboë-Laurence y Christian Berger (El libro del amante de la cerveza), sugiere que «cervoise» viene de «cerevisia», pero luego añaden que esta voz vendría de «Ceres», diosa latina de la tierra y los cereales, y de «vis», la fuerza. Tal etimología pertenece a ese género de etimologías de fantasía que los filólogos no toman en serio. En cualquier caso, está plenamente aceptado que «cereal» proviene de «cerealis», que designa aquello perteneciente a la diosa Ceres, a la que se representa con espigas de trigo en la mano.
En
todo caso, la raíz común es fácilmente apreciable en sus voces española
«cerveza», portuguesa «cerveja», catalana «cervesa», gallega «cervexa»
y extremeña «cervécia». En otros idiomas europeos se emplean derivados
de la misma raíz que la palabra germánica «bier», como es el caso del
inglés «beer», francés «bière» e italiano «birra». En
inglés también se utiliza la palabra «ale», equivalente a «öl»,
que es la palabra escandinava para cerveza. Charlie Papazian, con gran
erudición filológica, sostiene que «ale» significaba originariamente
hidromiel —«mead» en inglés— muy rebajado con agua, mientras el
hidromiel fuerte era denominado «biuza», de donde «beer».
Historia
Historia de la cerveza
Barril
de cerveza.
Históricamente
la cerveza fue desarrollada por los antiguos pueblos elamitas, egipcios y sumerios. Las evidencias más
antiguas de la producción de cerveza datan de alrededor de 3500 a. C. fueron halladas en Godin Tepe, en el antiguo Elam (actual Irán). Algunos la
ubican conjuntamente con la aparición del pan entre 10000 a. C. y
6000 a. C. ya que tiene una parecida preparación agregando más o
menos agua. Parece ser que las cervezas primitivas eran más densas que las
actuales, similares al actual «pombe» africano, de culturas igualmente
primitivas. Según la receta más antigua conocida, el Papiro de Zósimo de
Panópolis (siglo III), los egipcios elaboraban la cerveza a partir de panes de
cebada poco cocidos que dejaban fermentar en agua. Su cerveza fue conocida como
«zythum», que es palabra griega, pero en una fase más tardía. Antiguamente
en Oriente se usaba arroz y también bambú. Del bambú, lo mismo que de la caña
de azúcar, lo que se fermenta es su savia; pero no su fruto. Tal es el ulanzi
propio de Tanzania. No puede ser considerado un fermentado alcohólico de
cereal. Las bebidas alcohólicas más antiguas quizá sean derivadas de la leche.
Michael Jackson, en su Michael’s Jackson Beer Companion, recoge la opinión del
profesor de la Universidad de Pensilvania Salomon Katz, que data la aparición
de una bebida de cebada fermentada alcohólicamente en la Mesopotamia del año
4000 A.C. con el nombre de «sikaru», pero señala que se hacía con pan de
cebada; es decir, se trataba de lo que hoy llamamos «kuas», que no es
considerado propiamente cerveza, aunque es un fermentado alcohólico proveniente
de cereal. La cerveza propiamente dicha aparece en Europa en el siglo XIII, en
la medida en que el concepto de cerveza incluye el amargor propio del lúpulo.
El malteado ya se había inventado antes. En el primer capítulo de sus Études
sur la bière, Pasteur hace notar que cuando se dice que en el siglo IV A.C.
ya Teofrasto hablaba de «cerveza», en realidad no hablaba de cerveza, ni de cervoise,
ni de beer, sino de vino de cebada, de οίνος εκ κριθεόν. Atribuir un
origen muy antiguo a la cerveza se hace sobre la base de proporcionar un
concepto muy amplio de lo que haya de entenderse por cerveza.
Los
restos arqueológicos más antiguos de producción de cerveza en Europa fueron descubiertos en
1999 en el yacimiento de la Cova de Can Sadurní en el termino municipal de Begas (Barcelona, España) los restos hallados eran
del neolítico en una estratificación de
entre 5.500 aC - 4.000 aC, por Manel Edo Benaiges, Pepa Villalba Ibáñez y
Anna Blasco Olivares de la Universidad de Barcelona (UB). Sin duda alguna este hallazgo desplazó el que hasta ese
momento se creia como más antiguo descubrimiento de elaboración de cerveza en
Europa en el yacimiento del valle de Ambrona, dentro del término municipal de Miño de Medinaceli, (Soria, España) y que databan de
alrededor de 2400 a. C., según el trabajo
arqueológico del equipo dirigido por el profesor Manuel Ángel Rojo Guerra, de la Universidad de Valladolid. También se han encontrado
evidencias arqueológicas de elaboración de cerveza en el yacimiento de Genó, en Aitona (Lérida, España), tras los
trabajos de investigación arqueológica, dirigidos por el profesor José Luis Maya González, que han establecido que estos restos
arqueológicos databan de alrededor de 1100 a. C.
Los
celtas conocían la elaboración de
la cerveza y llevaron consigo este conocimiento cuando se extendieron por la península Ibérica, donde su uso y su elaboración se
desarrolló muy pronto.
Con
el paso de los siglos, sobre todo a partir de la romanización, la mediterránea se consolidó como
una zona básicamente vinícola mientras que la cerveza se producía
en el norte y centro de Europa y adquiría la forma de lo que entendemos hoy por
cerveza. De esta manera, se extiende el uso de la malta como ingrediente principal
y también se empieza a introducir el uso del lúpulo como aromatizante. Esta
planta cannabacea confiere a la cerveza su
sabor amargo característico, a la vez que favorece la conservación.
El
año 1516, el duque Guillermo IV de Baviera redactó la primera ley que fijaba qué
se entendía por cerveza. Esta ley de pureza (Reinheitsgebot) establecía
que solamente podía utilizarse agua, malta de cebada y lúpulo para elaborar la
cerveza. En cambio, en Inglaterra, Enrique VIII prohibió el uso del lúpulo,
ante la presión del gremio de cerveceros; prohibición que levantó su hijo
Eduardo VI, y que continuó por algún tiempo más en Escocia. Los cerveceros
ingleses tardaron mucho en aceptar el uso del lúpulo. En su momento se llamó «ale»
a la cerveza sin lúpulo y «beer» a la cerveza con lúpulo. Todavía hoy,
para designar los vinos de malta sin lúpulo más que de «barley wine»,
que simplemente puede designar una cerveza de alta graduación, se habla de «gruit
ale».
La
cerveza empezó a recuperar su presencia social en España a partir del reinado
del emperador Carlos I, que trajo consigo maestros cerveceros de Alemania. Todo ello queda reflejado
entre las pertenencias del emperador a la muerte de éste en Yuste por su Secretario Martín de Gaztelu. Por aquel entonces, la
cerveza era aún un producto de temporada. No se sabía conservar y con el calor
perdía toda su fuerza. La cerveza llamada «lager», sin embargo, recibe
ese nombre en razón de su posibilidad de almacenamiento. Se elaboraba en otoño,
para ser consumida en primavera. La fermentación baja y a baja temperatura
favorece la conservación. En realidad iba fermentando lentamente mientras
estaba almacenada. Actualmente todas las cervezas, incluso las de alta
fermentación, son almacenables y llevan fecha de caducidad que alcanza unos
tres años. «Lager» ha sufrido un cambio semántico, y ha pasado a
significar cerveza de fermentación baja.
La
posibilidad de conservación de la cerveza se debe no tanto al invento de las
neveras eléctricas, como al de conservantes distintos del lúpulo, y a la
posibilidad de elaborar a gran escala y con facilidad envases herméticamente
cerrados. Las botellas industriales hechas en serie aparecen en el siglo XIX.
Antes se fabricaban a soplete. La cerveza enlatada comienza en 1933 en Estados
Unidos, tras la abolición de la ley seca. Los barriles de cerveza han
desaparecido prácticamente. No se puede hablar de una verdadera industria
cervecera hasta el siglo XIX, cuando empiezan a
aparecer pequeñas fábricas más que artesanales ya industriales. La primera gran
fábrica de cerveza en España fue abierta en 1864 por el alsaciano Louis
Moritz
en Barcelona. Y la siguieron marcas
como: La Salve Bilbao (1886), Mahou (1890), Cruzcampo (1904) o Estrella Galicia (1906).
3.- Ingredientes
Los cereales
La
elaboración de la cerveza se puede hacer con cualquier cereal. Éste ha de ser preparado
para que sus azúcares sean fermentables. En
algunos casos una simple cocción es suficiente (como en el
caso del maíz) y en otros casos es
preciso «maltear» el cereal. En la elaboración de la cerveza se utilizan
numerosos cereales en su estado crudo o malteado, siendo la cebada el único que debe
maltearse necesariamente y el más utilizado en la cervecería occidental.
La malta
Granos
de cebada utilizados para la elaboración de cerveza. A la izquierda, malta
clara, a la derecha arriba, malta negra, y a la derecha abajo, malta semi
tostada tipo ambar
Los
azúcares que contiene el grano de cebada no son inmediatamente
accesibles y, en una fase previa, es preciso activar unas enzimas presentes en el propio
grano que reducirán las largas cadenas de almidón para liberar azúcares. Esta
operación, también denominada malteo o malteado, consiste simplemente en
hacer germinar los granos. Cuando se estima que la activación enzimática de la germinación se encuentra en su punto
óptimo, se para el proceso reduciendo la humedad del grano hasta su mínimo.
Este producto recibe el nombre de malta verde. Después hay que
hornearlo. A bajas temperaturas, el tostado es mínimo y se habla de maltas
claras (llamadas también maltas Lager o Pale según el país en que se producen). A
medida que se aumenta la temperatura del horno, la malta resultante es cada vez
más oscura. Se puede llegar al punto de quemarla, produciendo «malta negra». El
grado de tostado de la malta determina el color de la cerveza. Los demás
cereales se pueden utilizar malteándolos previamente, aunque solamente es
indispensable hacerlo en el caso de la cebada. Con los demás cereales, el
malteado sirve para conseguir aromas diferenciados o efectos técnicos
concretos.
Mezcla
Mezcla
se refiere a la masa de grano que se utilizará para elaborar el mosto. Puede ser de un único
tipo de malta o el resultado de una mezcla de maltas, o de maltas y grano
crudo. Las proporciones y los componentes de esta mezcla son básicos para
determinar el tipo o estilo de cerveza que se quiere producir.
Tipo de grano
Los
diversos cereales que se utilizan para la cervecería presentan cada uno
variedades botánicas que multiplican las
posibilidades de elección del elaborador. Actualmente pueden encontrarse en el
mercado hasta 60 tipos diferentes, cifra que aumenta considerablemente si
tenemos en cuenta el malteo casero. Básicamente los cereales se distinguen en
cuatro categorías:
- Malta básica. Maltas claras, poco horneadas con gran poder enzimático, que suelen formar la parte más grande o la totalidad de la mezcla. En concreto estas maltas son llamadas lager, pale o pils, según el fabricante.
- Maltas especiales. Son maltas de color que va de ámbar a negro, muy horneado y con poco o nada de poder enzimático. Suelen ser usados en pequeñas cantidades para incidir sobre el color o el gusto de la cerveza o por algún motivo técnico propio de la elaboración. Hay entonces una gran variedad, entre los que citaríamos las maltas negras, maltas chocolate o maltas tostadas.
- Maltas mixtas. Estas maltas están más tostadas que las maltas base pero conservan propiedades enzimáticas suficientes al menos para sus propios azúcares, de manera que pueden ser usados como base o como aditivos. En esta categoría encontramos las maltas de color caramelo y ámbar conocidos en Inglaterra como maltas cristal (y derivados) y en Alemania como maltas caramelo. En esta área, existen dos maltas caramelo particulares llamadas Múnich y Viena muy importantes en la cervecería de esos países.
- Cereales crudos, tostados o gelatinizados. Como ya se ha dicho, los cereales pueden ser utilizados sin maltear para añadir variedad en gustos, aromas, textura y otras características a la cerveza. Se suelen utilizar en pequeñas cantidades.
- Nuevas alternativas al proceso de malteo. El proceso de malteo requiere de un gran consumo energético, debido costo derivado del proceso de germinación y secado. Por ello actualmente han comenzado a desarrollarse técnicas de producción cervecera sin malta. El proceso de malteo es requerido para la producción de ciertas enzimas que favorecen la despolimerización del almidón del grano y proporcionan cierto cuerpo particular a la cerveza. Por ello las nuevas alternativas consisten en añadir directamente las enzimas, desarrolladas mediante bioingeniería, y proceder al macerado del grano vírgen. Ello supondría una reducción de la huella de CO2 del proceso cervecero.
La
calidad de los cereales, sus variedades, y la calidad del proceso de malteo
definen en gran medida la calidad de la cerveza. Las bebidas alcohólicas hechas
de la fermentación de azúcares obtenidos de otras fuentes generalmente no se
llaman cerveza, a pesar de ser producido por un proceso similar a la reacción
bioquímica de la levadura. Como ejemplos, el zumo de manzana fermentado se
llama sidra, el jugo fermentado de la
pera se llama perada, y el jugo de uva fermentado se llama vino.
Aditivos aromáticos
Lúpulo
Actualmente,
en la elaboración occidental de la cerveza, el aditivo principal que se utiliza
para hacer de contrapeso (de equilibrante si se prefiere) al dulzor de la malta
es el lúpulo (Humulus lupulus).
De esta planta se utiliza sin fecundar la flor hembra, llamada “cono”, salvo en
Inglaterra. Flores masculinas y femeninas crecen en plantas distintas, por lo
que es usual suprimir las masculinas, con lo que se obtienen inflorescencias
femeninas sin semillas. En Inglaterra, sin embargo, es costumbre tener un
lúpulo masculino por cada doscientos femeninos, con lo que los “conos” tienen
semillas. Ello parece proporcionar mayor resistencia a las plantas.
En
la base de sus bracteolas, hay unas glándulas que contienen la lupulina,
que es el ingrediente que aportará a la cerveza su sabor amargo y los aromas propios. Del
amargor son responsables los ácidos amargos y los aromas proceden de aceites
elementales
constituidos en especial por compuestos bastante volátiles y delicados a base de ésteres, y de resinas.
Existen numerosas
variedades botánicas del lúpulo que son objeto de investigaciones intensas. El
lúpulo es la causa de la estimulación del apetito que produce la cerveza. Para
su comprensión, también se clasifican en categorías:
- Lúpulos amargos
Estos
lúpulos son los que aportan más ácidos amargos que aromas. Los representantes
más conocidos de esta categoría son el brewer's gold y el northern
brewer o nordbrauer.
- Lúpulos aromáticos
Lógicamente,
éstos aportan más elementos aromáticos que amargos. En este apartado se conocen
especialmente el saaz/zatec que definen el estilo pilsner de
cerveza, el spalt y el tettnang en el área alemana, y los golding
y fuggler en el área anglófona.
- Lúpulos mixtos, que aportan ambas características juntas aunque menos acentuadas. Esta categoría es muy variable y mal definida. Deberíamos también citar el hallertau y sobre todo sus derivados botánicos, así como el hersbrucker y sus derivados.
El
lúpulo es muy delicado, solamente se puede utilizar fresco durante los pocos
meses de su cosecha, que coincide con la de la viña: finales de agosto a octubre según
las variedades y el sitio. Fuera de este intervalo temporal se tiene que
condicionar, de manera que el mercado presenta diversas formas que van desde el
lúpulo deshidratado hasta extracto de lúpulo.
Lógicamente, en cada manipulación
se van perdiendo características y no es lo mismo utilizar un lúpulo fresco o
congelado que un aceite de concentrado de lúpulo. El efecto organoléptico sobre la cerveza es muy
diferente. La variedad y el frescor del lúpulo influyen muy sensiblemente en la
calidad final de la cerveza. Las formas de uso son en extracto, pellet o en
polvo; aunque la forma más habitual es en pellet.
El
lúpulo puede adquirirse y usarse en forma de “pellets”, palabra inglesa
utilizada en la jerga cervecera, que significa “pildorita”. Las hay de dos
clases: para impartir amargor y para impartir aroma. Los pellets tienen la
ventaja de evitar la rápida degradación propia de las flores. Las grandes
fábricas utilizan extracto de lúpulo, que apenas tiene aroma; pero la gran masa
de bebedores no es consciente de ello. También utilizan en ocasiones para dar
aroma extractos de esencias de aceites. Tienen el inconveniente de que en mayor
o menor cantidad contienen “mirceno”, que también proporciona olor
desagradable. Esos extractos se añaden inmediatamente antes del embotellado.
Otros ingredientes
Cerezas
(variedad Lambert).
Al
margen del lúpulo, la historia recoge numerosos aditivos botánicos. Hoy en día
podemos citar los siguientes:
- Frutas. Se suele considerar que fermentando mosto de frutas se obtiene vino. Pero actualmente se describen cervezas que en una operación anterior a la fermentación se les añade fruta, zumo de fruta o jarabe, procediendo así a una adición de azúcares que provocan una segunda fermentación. Los tipos históricos son la cerveza de cereza (kriek) y la de frambuesa (frambozen). Existen otras de creación mucho más recientes, de kiwi, de albaricoque o de plátano, por ejemplo. Estas especialidades son típicas y casi exclusivas del valle del Senne en Bélgica.
- Plantas. Ya se ha comentado el uso del lúpulo, pero además, se describen cervezas aromatizadas aparte de con esta planta o como sustituto con cáñamo, romero, castaña, etcétera.
- Especias. Antes de la generalización del lúpulo al igual que las plantas, las especias tuvieron su momento de gloria. Aún hoy se hacen cervezas aromatizadas con jengibre, coriandro, peladura de naranja de Curaçao, pimienta, nuez moscada, etcétera.
- Otros. La cerveza puede servir como excipiente o soporte de mezclas más o menos originales ensayadas por los elaboradores más atrevidos. Citemos como ejemplo la cerveza aromatizada con miel bastante de moda en las microcervecerías francesas, o la cerveza aromatizada con vino.
El agua
Entre
el 85 y 92% de la cerveza es agua
.
Aparte
de las características bacteriológicas y minerales de potabilidad, cada tipo o estilo de
cerveza requerirá una calidad diferente de agua. Algunas requieren de agua de baja mineralización, otras necesitan aguas duras con mucha cal.
Actualmente, prácticamente ya no se hacen cervezas tal y como fluyen. Casi
todas las cervecerías tratan las aguas de manera que siempre tenga las mismas
características para una misma receta de cerveza.
Entre
los minerales del agua que más interesan a los cerveceros están el calcio, los sulfatos y los cloruros. El calcio aumenta la
extracción tanto de la malta como del lúpulo en la maceración y en la cocción y
rebaja el color y la opacidad (o lo turbia que es) de la
cerveza. El cobre, el manganeso y el zinc, inhiben la floculación de
las levaduras. Los sulfatos refuerzan el amargor y la sequedad del lúpulo. Los
cloruros dan una textura más llena y refuerzan la dulzura.
Actualmente,
se consumen aproximadamente 3Hl de agua por cada Hl de cerveza producido. Por
esta razón, la tendencia es reducir el consumo de agua.
La levadura
La
mayoría de los estilos de cerveza se hacen usando una de las dos especies
unicelulares de microorganismos del tipo Saccharomyces comúnmente llamados levaduras, hongos que (como indica
su nombre) consumen azúcar y producen alcohol y anhídrido carbónico. Existen dos tipos básicos diferentes
de levadura que definen los dos grandes grupos estilísticos de cervezas:
- La levadura de alta fermentación es la que se encuentra normalmente en la naturaleza. Taxonómicamente recibe el nombre de Saccharomyces cerevisiae. Se encuentra en los tallos de los cereales y en la boca de los mamíferos. Fue descubierta por Louis Pasteur en 1852 en sus investigaciones sobre la cerveza. Esta variedad actúa a temperaturas de entre 12 y 24 °C y se sitúa en la superficie del mosto. A las cervezas que se consiguen con este tipo de fermentación se les llama de alta fermentación o ales. Existen muchas variantes de esta levadura adaptadas a cada estilo de cerveza. En especial existe una que se suele llamar «levadura Weizen» y que aporta a las cervezas del sur de Alemania su gusto especial.
- La levadura de baja fermentación es una variedad descubierta involuntariamente por los cerveceros del sur de Alemania que sometían sus cervezas a una maduración a bajas temperaturas en las cuevas de los Alpes. Estos hongos, de la especie Saccharomyces uvarum (también denominada S. carlsbergensis, actúan a temperaturas de entre 7 y 13 °C y se suele situar en el fondo del fermentador. Las cervezas que se elaboran con esta variedad son las llamadas de baja fermentación o lager.
En
la elaboración de la cerveza, especialmente en las llamadas de fermentación
espontánea, también pueden intervenir otras levaduras. En estas cervezas el
elaborador no selecciona ninguna levadura sino que permite que todas las
levaduras en suspensión en el aire se introduzcan en el mosto. Esas levaduras
producen una fermentación tumultuosa similar a la del vino, no localizada
particularmente ni en la parte alta ni en la baja del recipiente. Se instalan,
aparte del Saccharomyces, más de 50 fermentadores diferentes entre los
cuales hay que citar el Lactobacillus (es una bacteria), que
produce el ácido
láctico,
y el Brettanomyces, que produce el ácido
acético.
Estas cervezas son pues ácidas por definición, y su elaboración requiere
procedimientos especiales destinados a rebajar la acidez.
4.- Elaboración
Fábrica
de cerveza en la Abadía de Notre-Dame de Saint-Rémy,
en Rochefort,
Bélgica.
La
tradición cervecera desapareció de la Península Ibérica probablemente con la introducción del
cristianismo. De manera que el español no posee un lenguaje especializado de elaboración. Es
por esto que en algunas ocasiones, se pondrá entre paréntesis la expresión
alemana o inglesa para algún proceso o etapa.
Etapas
- Mezcla de grano. Esta etapa consiste en la mezcla en seco de los diversos granos malteados o no que intervienen en la receta. La proporción de los constituyentes define el perfil del grano, el color y la transparencia de la cerveza.
- Inicio de maceración. Se tira el grano al agua a una temperatura de 67 °C.
- Maceración. Es necesario someter la mezcla anterior a una serie de operaciones destinadas a activar diversas enzimas que reducen las cadenas largas de azúcares en otras más simples y fermentables. Principalmente, se trata de hacer pasar la mezcla por diversas etapas más o menos largas de temperatura, cada etapa siendo óptima para enzimas diferentes.
- Final de maceración. Cuando el elaborador considera que la mezcla contiene todos los elementos necesarios para su receta, detiene todas las operaciones químicas llevando dicha mezcla a la temperatura de 82 °C, lo que destruye todas las enzimas.
- Filtrado. Es preciso retirar el grano de la mezcla. Esto se hace por filtraje. El resultado es por un lado el mosto, un líquido que contiene todo aquello que el elaborador ha extraído del grano y que se encuentra disuelto en agua, y de otro el grano sobrante o bagazo que normalmente se utiliza en alimentación animal.
- Cocción y adiciones de lúpulo. El elaborador somete el mosto a una cocción de entre un cuarto de hora y dos horas. Esta cocción sirve principalmente para destruir todos los microorganismos que hayan podido introducirse en el mosto. Tiene también otras funciones técnicas como ahora el control del pH del mosto, etcétera. Durante esta etapa se introducen los lúpulos. Los que aportan principalmente amargor se añaden al principio mientras que los aromáticos entran al final de la etapa, ya que sus principios son volátiles. Acabada esta operación, se procede a retirar los restos de lúpulo. En este momento, el mosto es un caldo de cultivo que podría infectarse rápidamente.
- Refrigeración. Al no poderse inocular la levadura a temperaturas más altas que 35 °C, y para evitar que cualquier otro microorganismo entre en el mosto, se enfría lo más rápidamente posible.
- Inoculación de la levadura. El elaborador introduce el cultivo de la levadura que él mismo ha desarrollado o que ha obtenido en un banco de levadura.
- Fermentación. La levadura primero se reproduce muy activamente consumiendo el oxígeno contenido en el mosto. Es la etapa espectacular en la que se puede ver una gran cantidad de espuma y un importante burbujeo. Cuando se acaba el oxígeno, la levadura empieza a consumir el azúcar y lo transforma en alcohol y anhídrido carbónico. Estas etapas pueden durar entre una y tres semanas. Al final de este tiempo las cervezas Lager (de baja fermentación) industriales son filtradas, pasteurizadas, envasadas con un añadido de CO2 y distribuidas.
- Segundas fermentaciones. Las cervezas más artesanas son envasadas con adiciones de azúcar (o de mosto) y de levadura fresca. Esto provoca una segunda fermentación en la botella, responsable de la efervescencia de la cerveza.
- Maduración. Normalmente, las mejores cervezas reciben un tiempo prudencial de maduración en ambientes controlados para favorecer la segunda fermentación y el desarrollo adecuado de gustos y aromas. El tiempo de maduración puede ir de dos semanas a tres meses. Algunos tipos de cerveza ya hechos para ser madurados durante mucho tiempo pueden ser sometidos a maduraciones de hasta tres años.
Clasificación
Existen
diversos criterios de clasificación de las cervezas. Las diversas asociaciones
y los expertos se pusieron de acuerdo en los años 1970 para elaborar una clasificación
de las cervezas basadas en estos criterios y en las descripciones de los
propios elaboradores.
Cerveza
lager en un vaso Víking (una marca islandesa).
Ingredientes
Habitualmente
se suele indicar con qué grano se ha elaborado la cerveza cuando no ha sido
elaborada exclusivamente con malta de cebada: cerveza de trigo, de avena,
etcétera. En la mayoría de los casos se trata de una mezcla de malta de cebada
y del grano indicado. No se suele indicar con qué lúpulo está hecha la cerveza,
pero existe un estilo particular que se define por el uso de uno en particular:
se trata de la cerveza Pils o Pilsener, que originalmente tenía
que hacerse con cebadas de Moravia y lúpulos de Žatec
(o Saaz) de Bohemia. También se pueden llamar Pils
a algunas imitaciones históricas alemanas elaboradas con cebadas y lúpulos muy
parecidos a la Pils original.
Aspecto
Muchas
cervezas reciben el distintivo de su color: cerveza ámbar, roja, rubia, negra.
Otras vienen definidas por su transparencia: cervezas turbias o translúcidas.
Normalmente, la translucidez de una cerveza puede ser debida a las proteínas en
suspensión, procedentes del grano (menos de cebada), o bien puede ser debida al
hecho de ser poco o no haber sido filtrada y llevar levadura en suspensión. Las
cervezas negras son llamadas así por el uso que se hace en la receta de maltas
tostadas o quemadas. Algunas cervezas negras especialmente robustas son
nombradas normalmente stout («robusto» en inglés).
Procedimientos
Algunas
cervezas se definen por algún procedimiento particular: la Rauchbier
(cerveza ahumada) está hecha con maltas que se han tostado dejando que el humo
de la leña impregne en grano. La Dampfbier o Steambeer vienen
definidas por el uso de maquinaria de vapor en su elaboración. No son
exactamente estilos pero se definen de esta forma. Algunas cervezas de
Alemania, en invierno, eran servidas calientes y además se solía mojar una
barrita de hierro (Stachel) al rojo
para aumentar la temperatura y caramelizar algunos azúcares: Stachelbier.
Este procedimiento también se ha descrito en Irlanda. La Steinbier es
una especialidad en la que se calienta el mosto lanzándole piedras (Stein)
muy calientes.
Procedencia o denominación de origen
Muchas
cervezas se definen por su lugar de origen o por una denominación de origen controlada. Es preciso hablar en
especial de las cervezas de abadía, que suelen recibir su
nombre y su denominación por su relación, no siempre evidente ni directa con
algún cenobio.
El ejemplo más conocido es el de las cervezas Trappistes
dependientes exclusivamente de monasterios de este orden. Estas cervezas suelen
ser densas y con un notable contenido en alcohol. Existen dos denominaciones de
origen: la bière de garde del Norte de Francia, y la Kölsch que sólo se puede elaborar
en Colonia. También son muy características las cervezas regionales, como lo
son las cervezas alemanas o las cervezas artesanales belgas (la Bush, La
Binchoise, la De Coninck, etc).
Sin
embargo, a diferencia de lo que sucede con el vino, la comercialización de las
cervezas no está basada en un sistema de “denominaciones de origen”, a las que
se asigna una “región determinada” que es la única en la que se permite
fabricar el correspondiente producto y la única que tiene derecho a usar esa
“denominación de origen”. Las cervezas adoptan por nombre marcas comerciales
registradas en los usuales registros de patentes y marcas. Muchas marcas de
cerveza son famosas. Una gran fábrica encarga en distintos países la
elaboración de una misma cerveza, sobre la base de exigirles una muy concreta
receta. La producción no está ligada a una “región determinada”. El consumidor
bebe “la misma cerveza” independientemente de que esté elaborada en Japón, en
España o en Burdeos.
Graduación
Esta
es la clasificación más sencilla. Según el tipo de fermentación las cervezas se
dividen en dos grandes grupos, «lager» de baja fermentación, y «ale»
las de alta fermentación, en las que se incluyen también las de fermentación
espontánea.
No
obstante, se trata de una división demasiado genérica, por lo que normalmente
se denominan «lager» las cervezas que no tienen ninguna otra
característica especial. Por lo general, las cervezas lager son ligeras,
claras, con bastante gas y una graduación moderada. También suelen ser muy
refrescantes. Las ale, en cambio, son menos habituales, al menos en el
mediterráneo, aunque en Reino Unido y el centro de Europa son las más
populares. Se trata de cervezas más oscuras, espesas y con poco gas. Suelen
tener mayor graduación y un sabor mucho más intenso, en el que se nota más el
cereal. El nombre «ale» suele aplicarse únicamente a las cervezas
inglesas, mientras que el resto suelen adoptar su denominación en función de
otras propiedades.
5.- Historia de la cerveza en México.
A continuación daremos un breve recorrido sobre
la presencia de la cerveza en los diferetentes épocas de la historia
mexicana.
La Conquista
Durante esta etapa y 20 años después de la caída
de la antigua Tenochtitlán, se fundó en la Nueva España la primera fábrica de
cerveza del continente americano.
El 6 de julio de 1542, en la ciudad de Nájera, el
emperador Carlos V suscribió una Cédula que concedía a Alonso de Herrera el
permiso para su establecimiento cervecero, con la condición de que la Corona
recibiera un tercio de las ganancias y el fabricante junto con la gente que
lo ayudaba se trasladara al lugar.
El 15 de mayo de 1544, Alonso de Herrera informó
a Carlos V sobre el gran éxito obtenido por su empresa, en ese tiempo se les
exigió pagar a Germán de Castilla la tercera parte de la cerveza que se
hiciera en esta ciudad, la cual pertenecía a su majestad.
Posteriormente en la Nueva España, la producción
de cerveza no se desarrollo como se esperaba, ya que debido al abuso de su
consumo fue sancionada por las autoridades, y por otro lado, en aquella época
existían varias bebidas de origen anterior a la Conquista parecidas a la
cerveza, como el zendecho (pulque de maíz), aguardientes, vinos de caña,
chinguirito, pozoles, ponches, tepaches , vinos de mezquite, la chicha, la
zambumbia y el tesgüino.
Época colonial
El consumo de cerveza en esta etapa fue de cierta
consideración, pues el barón de Humboldt afirmó que en 1802 entraron por la
aduana del puerto de Veracruz 71 mil 806 botellas importadas.
Durante la independencia
Tres años después de la proclamación de la
Independencia (1810), los asuntos relacionados con la cerveza fueron objeto
de debate en el Congreso Legislativo. Algunos casos como el de los ciudadanos
ingleses Thomas Gillons y Charles Mairet, quienes reclamaron el privilegio
para elaborar esta bebida; el de Miguel Ramos Arizpe, quien afirmó que la
cerveza ya se fabricaba en Texas y Puebla; y el de Justino Tuallion, quien
dijo que el 12 de febrero de ese mismo año se le había concedido el
privilegio exclusivo para establecer una fábrica en la Ciudad de México.
Tuallion llegó a elaborar la cerveza más popular
de los primeros años del México Independiente denominada "del Hospicio
de Pobres". Se le nombró así, por que su fábrica se ubicaba en un local
de la calle Revillagigedo, donde por muchos años estuvo una institución
dedicada a los menesterosos.
En 1825, un hombre llamado Notley, fabricaba en
San Cosme una cerveza de jengibre inglés muy adecuada para las personas que
viajaban por climas cálidos, ya que su frescura era muy eficaz contra las
fiebres y otros males relacionados con la exposición al calor excesivo.
En el primer cuarto del siglo XIX, el viajero
William Bullock, afirmaba que la cebada de tan buena calidad como cualquiera
de Europa, ya se producía en muchas partes del país, y que mientras se
iniciara el cultivo del lúpulo, éste podría ser importado desde Inglaterra o
los Estados Unidos. Sin embargo, todavia no había seguridad de que la cerveza
sustituyera al pulque.
En 1845, el suizo Bernhard Bolgard, estableció en
la Ciudad de México la primera cervecería de fermentación alta " La Pila
Seca". La cebada que se producia en esta fábrica era obscura, elaborada
a partir de malta de cebada mexicana secada al sol a la que se le añadía
piloncillo. Basicamente bajo esta técnica, trabajaron los primeros cerveceros
de México hasta la octava década del siglo XIX, cuando la Cervecería Toluca y
México comenzó a fabricar cerveza lager.
En 1869 Emil Dercher (cervecero alsaciano), abrió
la Cervecería La Cruz Blanca. Este establecimiento inició su fabricación de
cerveza lager en la Ciudad de México hasta 1898.
En 1879, la fabricación de cerveza ocupaba el
lugar 17 en importancia entre las industrias de la capital, muy lejos de las
de tabaco, ropa, zapatos, panaderías, tocinerías, textiles y molinos de
trigo, las cuales ocupaban los primeros lugares con producciones de más de un
millón de pesos cada una.
Posteriormente las cervecerías artesanales se
extendieron más alla de la Ciudad de México, como Guadalajara, donde los
propietarios de algunas fábricas invitaban a sus clientes a conocer su local
y apreciar su espectacular maquinaria, cuyo valor era de diez mil pesos en
ese entonces.
Siglo XIX
El establecimiento de la red ferroviaria en
México, marcó el inició de la historia moderna de la industria cervecera en
los años 80 del siglo XIX.
En esta época, se dió la importación de
maquinaria y malta de los Estados Unidos, la instalación de fábricas de
hielo, asi como también hubo un crecimiento del mercado, de tal forma que
podian soportar los costos de factorías más tecnificadas.
Por otro lado los ferrocarriles obligaron a los
industriales mexicanos a competir con las cervezas norteamericanas que tenia
la capacidad para llegar masivamente a los mercados del interior del país.
La apertura entre 1884 y 1885 de la línea
ferroviaria que recorría la ruta entre El Paso, Texas y la Ciudad de México,
trajo como consecuencia un elevado crecimiento de las empresas dedicadas a
producir cerveza. El industrial cervecero de este período fue Santiago Graf,
quien en 1875 adquirió la Cervecería Toluca y México, fundada diez años antes
por el suizo Agustín Marendaz.
Graf inició la producción de una cerveza de mayor
calidad tipo ale. Pocos años después instaló maquinaria moderna para fabricar
hielo, y en 1882 importó equipos alemanes que le permitieron elaborar la
primer cerveza lager mexicana: la Toluca lager.
En la última década del siglo XIX, proliferaron a
nivel nacional modernas cervecerías con grandes inversiones de capital. Este
período fue considerado el primer auge de la cerveza mexicana.
En 1891, se funda la Cervecería Cuauhtémoc, en
Monterrey, Nuevo León, a cargo de Isaac Garza, José A. Muguerza, Francisco
Sada y el cervecero Joseph M Schnaider, originario de Saint Louis, Missouri.
Agregándosele en 1894 cuatro pequeñas cervecerías en Orizaba, Veracruz: la
Santa Elena, La Mexicana, La Azteca y La Inglesa; en 1896 la Cervecería de
Sonora; y en 1900 la Cervecería del Pacífico.
El porfiriato
A la mitad de este período, el desarrollo
cervecero se extendió al sudeste y noreste de la República.
El 7 de abril de 1899, en la ciudad de Mérida,
José María Ponce y Cía. fundó la Gran Cervecería Yucateca®, la cual produjo
las cervezas Cruz Roja, Estrella®, Conejo y Mestiza. En 1900 se convirtió en
la Cervecería Yucateca®, una fábrica de alcance regional que ganó fama
mediante las marcas Carta Clara® y León®.
En 1901 Cervecería del Pacífico en Mazatlán,
Sinaloa, inauguró su planta lanzando al mercado la marca Pacífico® Pilsner.
Sus fundadores fueron los alemanes Jorge Claussen, Germán Evers, Emilio
Philippi, César Boelken, Federico Marburg y Jacob Schuele.
Siglo XX
Al comenzar el siglo XX, la cerveza mexicana era
un poco más clara que la norteamericana, ya que empleaban en su elaboración
entre un 15 y 30 por ciento de arroz. La mayoría de la cerveza se vendía
embotellada, y casi toda la malta era importada desde Alemania y los Estados
Unidos con excepción de dos cervecerías, La Toluca y La Perla, quienes
fabricaban su propia malta.
Para 1918 había 36 fábricas de cerveza en México.
El año 1992, también es muy importante para la
industria cervecera, ya que en este tiempo un grupo de empresarios españoles
creó la sociedad fundadora de la Cervecería Modelo.
Ya para 1925, el capital invertido en toda la
industria era de aproximadamente 20 millones de pesos, la producción nacional
era de alrededor de los 50 mil litros y la rama ocupaba cerca de dos mil 500
personas.
En cuanto a consumidores en ese año, se estimaba
que sólo el siete por ciento de los hombres y el cinco por ciento de las
mujeres entre los 15 y 80 años consumían cerveza en el país, los cuales
representaban únicamente la décima parte de los bebedores de pulque.
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